Comportamiento del fuego
Primera en la línea de fuego: diez años en el grupo de intervención inmediata
Me tocó formar parte de un equipo de intervención inmediata en caso de accidente químico o incendio, decían que era por ser la más joven (23 años) y la última en llegar al turno.La casuística se repitió 10 años, al inicio llevaba una furgoneta con mis compañeros de planta y los equipos autónomos de respiración, luego con mi pro actividad me ocupé de otras maniobras con mis compañeros y bomberos del parque químico. Me gustaría aclarar que el personal del laboratorio, a turnos, también realizaba prácticas contra incendios y cursos técnicos,en cada turno se asignaban personas del grupo de intervención inmediata con el mismo criterio, simplemente yo no me libré. El resto de personal y los que trabajaban de jornada normal, en caso de alerta o simulacro, se reunían en el punto rojo (Zonas de seguridad habilitadas estratégicamente en cada planta de producción).
Todo el personal a turnos acudíamos y asistíamos a los cursos de seguridad, primeros auxilios y realizábamos prácticas contraincendios y simulacros. Además de nuestra formación específica como Especialistas Técnicos de Laboratorio.
Trabajaba en una petroquímica de Tarragona, del polígono Norte,en Repsol Química, me asignaron a este grupo porque era interina, haciendo sustituciones en los laboratorios de las diferentes plantas, moviéndome de un lado a otro para cubrir necesidades y bajas (También me tocó ser la primera en rotar, ya que empecé haciendo sustituciones al personal de plantilla para que pudieran formarse en futuras rotaciones). Fui la primera en toda la empresa en integrar este grupo desde el laboratorio, combinando análisis químicos con intervenciones directas en emergencias reales. La primera vez me temblaron las piernas al ponerme las botas de bombero, no había fuego, pero esa película la dejo para otro momento.
Diez años. Una década enfrentando el riesgo y las políticas de accidente cero. Lo que comenzó como un reto inesperado se convirtió en una de las experiencias más significativas de mi vida, porque me enseñó a enfrentarme al miedo, a lo impredecible con conocimiento, calma y trabajo en equipo.
En punta de lanza
Ser la primera, en punta de lanza. Había referentes previos y pasos que seguir; todo era aprender, preguntar, colaborar y observar. Mi trabajo diario en el laboratorio implicaba analizar muestras y comprender los procesos químicos de las plantas, pero el grupo de intervención inmediata requería algo completamente diferente: tomar decisiones rápidas, anticipar riesgos y actuar bajo presión.
Era un rol híbrido que me permitió ver ambos mundos. Por un lado, el laboratorio, con sus protocolos y análisis detallados. Por otro, las plantas, donde la realidad es más cruda: alarmas, derrames,escapes tóxicos y la posibilidad de enfrentarse a un incendio o una explosión.
¿Decían los veteranos que había una virgen, le daban las gracias por su protección! Creo que eso significa que habían muchos cuasi accidentes o «near miss»; es un incidente que no ha provocado lesiones ni daños materiales, pero que lo habría hecho si no se hubiera atendido a tiempo. Detección de NEAR MISS con Pirámide de Bird
Un día en el grupo de intervención inmediata
Todos los lunes por la mañana, pruebas de megafonia. Si, a veces sonaba la alarma de aviso, primero te situaban por categorías( 1-2 o 3) y zona o planta del incidente, con categoría dos ya todo podía cambiar, ver PLASEQTA.
Los simulacros y las prácticas de seguridad eran una necesidad. Durante esos años, participé en innumerables intervenciones, tanto reales como simuladas. Una de las prácticas más impactantes fue la del backdraft, en la que aprendí el poder devastador del fuego confinado.
(Ver video del comportamiento del BACKDRAFT)
Recuerdo a mis compañeros bomberos, guiándome en cada paso: —Abre la puerta, agáchate y mantén la calma. Si algo va a pasar, lo hará rápido, estamos preparados. (Ver video del comportamiento FLASHOVER)
Su confianza era contagiosa, y su técnica impecable. Usábamos la manguera con movimientos en abanico para disipar los gases calientes antes de entrar. Todavía recuerdo el fuego y el agua, entre el caos y el control. No importaba cuántas veces lo hiciera, la adrenalina siempre estaba ahí, recordándome que cada acción contaba.
Lecciones desde el laboratorio y la planta
Mi doble rol, tanto en los laboratorios de polímeros y monómeros, 10 años, como en la planta de energías con los incineradores y turbinas de gas .2 años, además del transporte de muestras a los laboratorios, durante 1 año, de forma, provisional,para optimizar el servicio, me permitió ver los riesgos desde tres perspectivas únicas. Mientras que en el laboratorio analizábamos muestras y datos que revelaban la composición química de los procesos, en las plantas el enfoque era físico, tangible, macro. La seguridad era una necesidad urgente y sin cansarme de repetir, una mejora continua, por mi propia supervivencia y mucho más allá, Es importante integrarlo en tod@s las trabajador@s del sector industrial, además de proteger sus instalaciones y vidas.
Un día me di cuenta de algo que marcó un antes y un después: los operadores, con el rol de transporte de muestras ADR , no siempre eran informados de los incidentes o riesgos cercanos. Estas personas eran las que recorrían las instalaciones a todas horas, moviéndose entre reactores y tanques, muchas veces sin saber lo que podía estar ocurriendo en otros puntos.
Me aseguré de que esto cambiara. Empecé a comunicar lo que aprendía en cada intervención, insistiendo en la importancia de los protocolos de aviso, incluso en las rutinas más simples. Porque si algo aprendí durante esos diez años es que las emergencias no avisan, y cada detalle puede marcar la diferencia entre una intervención exitosa y una tragedia.
Sin más rodeos, les dejo escritas algunas lecciones que me gustaría recordar y compartir con ustedes:
El día que entendí la importancia de una manguera bien enrollada
En las prácticas contraincendios, descubrí mi gusto por recoger mangueras. Había algo terapéutico en enrollarlas correctamente, asegurándome de que estuvieran listas para la próxima intervención. Pero no era solo cuestión de orden, sino también de vida o muerte. En una emergencia, una manguera mal colocada puede hacerte perder segundos vitales.
Aprendí que no todas las mangueras son iguales. Cada tipo tiene un propósito.
Les dejo teoría:Mangueras de 25 mm: Ligera y flexible, perfecta para alta presión en incendios pequeños o iniciales.Mangueras de 45 mm: Más pesada, pero ideal para caudales mayores y un alcance intermedio.Mangueras de 70 mm: La reina de las grandes intervenciones, capaz de arrojar enormes cantidades de agua o espuma, pero requiriendo un esfuerzo conjunto de varias personas para manejarla.(La más usada en la práctica contraincendios en el sector petroquímico, incluidos los hidrantes con espuma)En algunos países como en Chile, le llaman Pitón.
Las prácticas me enseñaron a apagar un incendio, debes mantener la boquilla firme, controlar el retroceso y apuntar siempre a la base de las llamas, donde el fuego se alimenta. Los movimientos en abanico eran esenciales para enfriar el ambiente y disipar gases tóxicos.
Y, por supuesto, nunca olvido el momento de recogerlas al terminar. Era un ritual: enrollarlas con cuidado, rápido y sin dobleces ni torsiones, listas para una vez más.
El compañero que nunca falla: el equipo autónomo
El equipo autónomo fue otro de mis grandes aliados. En un incendio o escape químico, no hay margen para errores en el aire que respiras. Recuerdo las instrucciones claras que recibimos durante la formación:Comprueba siempre tu nivel de oxígeno antes de entrar. El manómetro es tu mejor amigo. Si el nivel desciende de 50 bares, es hora de salir.Asegúrate de sellar la máscara correctamente. Una pequeña fuga puede exponerte a humos tóxicos o gases letales.Cuidado con el tiempo. El aire en el equipo no dura eternamente. En condiciones normales, tienes unos 30 minutos, pero el estrés físico y la temperatura pueden reducir ese margen drásticamente.
La primera vez que usé el equipo, sentí que me faltaba el aire. Cada respiración era pesada, amplificada por el ruido interno de la máscara. Aprendí a colocármela poniendo todas las gomas detrás de la pantalla, encararla en mi cara, colocar cintas elásticas y ajustar estirando los dos laterales y a confiar en él. (He cerrado los ojos mientras escribía). Era mi escudo, mi salvavidas en un ambiente hostil.
Recuerdo estar en la caseta metálica durante el simulacro del backdraft. Las llamas rugían al abrir la puerta, y la temperatura aumentó de golpe. Aun así, el equipo autónomo cumplió su trabajo, protegiéndome del humo y permitiéndome avanzar al ritmo necesario.
Teoría y práctica: las claves de la supervivencia
En el grupo de intervención inmediata, la teoría empezaba a las 06h de la mañana, a veces a las 08h, había gente que se dormía. Era una herramienta que marcaba la diferencia en situaciones reales. Estas son algunas de las lecciones que quiero recordar:
Comportamiento del fuego
El fuego: Es calor, gases y presión.
El triángulo del fuego (oxígeno, calor y combustible) es la clave para entender cómo apagarlo. Si eliminas uno, el fuego desaparece.
Backdraft: Nunca abras una puerta sin precaución. Si hay señales de calor acumulado (humedad en el marco, presión al intentar abrir), espera y utiliza técnicas como el abanico de la manguera para dispersar gases antes de entrar.
Técnicas de extinción
Siempre apunta a la base del fuego. No desperdicies agua en el humo o las llamas.
Usa movimientos controlados y mantén una posición estable para contrarrestar el retroceso de la manguera.
Controla el agua que usas: demasiada puede generar vapor y aumentar el peligro en espacios confinados.
Trabajo en equipo
Nunca actúes sola. Un compañero debe cubrirte mientras avanzas.
La comunicación es vida: señales claras y confianza mutua en cada paso.
Abrir camino
Con el tiempo, mi papel en el grupo de intervención inmediata dejó de ser una rareza.Me inspiré en otras personas muy capacitadas, demostrando que los roles híbridos entre laboratorio, planta y seguridad eran posibles y necesarios.
El fuego, los derrames químicos, y los riesgos industriales son fuerzas que no se pueden ignorar y tampoco temer. Aprendí a respetarlos, a entender su naturaleza y a anticiparme a ellos. Esa década me enseñó que
la seguridad es un esfuerzo colectivo, un compromiso diario que todos debemos asumir, (perdonar si suena muy militar)
Más que un trabajo, una misión
Hoy, al recordar aquellos años, siento la disciplina que tuve que cultivar y sinceramente, me adiestraron. Por haber sido la primera vez en asumir este rol, por haber dejado una huella, por pequeña que sea, en la forma en que veo y enfrento los riesgos.
Porque, al final, el fuego y los accidentes químicos son desafíos a comprender. Y yo aprendí a enfrentarlos desde el conocimiento, el trabajo en equipo, y, sobre todo, el respeto por los compañeros y compañeras, amigas y amigos, que siguen protegiéndonos trabajando todavía en las mismas instalaciones u otras. Quiero agradecerles a todas ellas desde el corazón de la tierra.
Nuevos métodos y tecnologías en la lucha contra incendios
A lo largo de los años, la lucha contra incendios ha evolucionado enormemente gracias a la tecnología y la innovación. Hoy, quiero compartir algunas de las técnicas y herramientas más avanzadas que están revolucionando este campo. Si este tema te interesa, te invito a explorar más y considerar cómo podrías implementar estas innovaciones en tu entorno profesional.
Equipos autónomos de última generación:
-Los sistemas SCBA (self-contained breathing apparatus) ahora incluyen monitores digitales que muestran el nivel de oxígeno restante y alertas automáticas en caso de peligro.
-Trajes ignífugos con sensores que monitorean signos vitales, como temperatura corporal y ritmo cardíaco, en tiempo real.(Ropa inteligente que mide tu salud)
Nuevas mangueras y sistemas de extinción:
-Las mangueras actuales están hechas de materiales más ligeros y resistentes, lo que facilita su manejo incluso bajo presión extrema.
-Hidrantes y sistemas de espuma diseñados para combatir incendios químicos específicos, reduciendo los riesgos de reacciones adversas.
Drones y realidad aumentada:
-Drones equipados con cámaras térmicas para mapear incendios y detectar puntos críticos inaccesibles para los equipos humanos.
-Cascos con realidad aumentada que proyectan información en tiempo real sobre rutas de escape, temperatura y ubicación de compañeros.
Sistemas automáticos y predictivos:
-Sistemas de extinción automáticos que responden en segundos a la detección de un incendio.
-Inteligencia artificial que analiza patrones para predecir y prevenir posibles incidentes antes de que ocurran.
Un puente entre experiencia y futuro
Aunque ya no me dedico a la intervención directa, mi pasión por la seguridad y la prevención la tengo integrada. Escribo esto solo para compartir mi experiencia y para destacar cómo la tecnología puede salvar vidas y transformar nuestra relación con el riesgo.
Espero que este artículo inspire a otros a seguir aprendiendo, innovando y, sobre todo, respetando la fuerza y la imprevisibilidad del fuego. Si tienes experiencias que compartir o te interesa conocer más sobre estas tecnologías, te invito a dejar un comentario o a unirte a alguna formación en seguridad industrial y extinción de incendios donde ya la estén usando.
Si deseas explicarme tu experiencia y así, yo, seguir aprendiendo, bien, más mi realidad es que busco un ambiente de trabajo más amable, independientemente del valor que deseo transmitir a otras personas y mi profundo agradecimiento por esta labor tan esencial en el sector industrial y civil.
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Un cordial saludo
Noemí Martín Martín
Es un artículo magnífico. Nos acercas tus experiencias vitales y nos haces partícipe de las mismas. Léxico y discurso sencillo, preciso, conciso y amable. Y con nociones de tus conocimientos explicadas de modo sencillo, lo que se denominaría, sin que signifique un desprecio, para dummies, para principiantes. Bravo.
ResponderEliminarGracias Cristóbal , uno de mis primeros lectores y gran escritor. ¡Feliz 2025!
EliminarLes recomiendo seguir el blog de #CristobalMiró
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